Es una realidad que a día de hoy el concepto tradicional de transferencia tecnológica, entendido como un flujo lineal con origen en los Organismos de Investigación y destino en las empresas, ha quedado totalmente obsoleto. Tanto es así que durante los últimos años se ha apostado firmemente por una interacción bidireccional entre ambas partes, de manera que el conocimiento generado por la actividad investigadora se canalice hacia el mercado de una forma eficaz.
Ante este cambio de paradigma se puede afirmar que la colaboración público-privada en I+D sólo adquiere sentido cuando está orientada a solucionar los problemas reales de la sociedad, no sólo mediante el desarrollo de nuevas tecnologías, productos y servicios, sino también a través de una aplicación empresarial y real de los mismos.
Por otra parte, en un país como España donde aproximadamente el 60% de las compañías son microempresas y donde sólo el 40% de las PYMES que hacen I+D cuentan con un departamento específico para dicha actividad, la I+D es en muchos casos una actividad coyuntural que es descartada cuando aparecen dificultades económicas.
Para revertir esta situación no sólo es necesaria la inversión en I+D por parte del sector privado, también es preciso que existan mecanismos que fomenten la cooperación público-privada, incentivándola de algún modo, por ejemplo, otorgando mejores condiciones de financiación a las empresas que apuesten por ello. Este es el caso de los Proyectos Estratégicos CIEN o los Proyectos de I+D del CDTI que fomentan una participación relevante, vía subcontratación, de los organismos de investigación en proyectos empresariales.
Otra de las iniciativas que persiguen una cooperación efectiva entre empresas y organismos de investigación es la de Retos-Colaboración, un programa que financia la I+D+i multitemática y multisectorial, cuya convocatoria para este año 2016 se encuentra actualmente abierta (hasta el 7 de marzo), en lo que será la última en el marco del Plan Nacional de I+D 2013-2016.
Con un presupuesto que asciende a 586 millones de euros (un 2,2% más que en 2015), 99,4 millones de euros están reservados para subvenciones, mientras que el resto queda para préstamos de interés reducido del 0,06%, con un periodo de amortización de 10 años (incluidos 3 de carencia).
Por su importancia dentro del engranaje del tejido empresarial español, este año más que nunca Retos-Colaboración pretende fomentar la participación de las PYMES, destinando para ello una partida especial de casi 10 millones de euros a subvenciones para aquellas pequeñas y medianas empresas que realicen su actividad en Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha, Ceuta, Extremadura, Galicia, Melilla, Asturias y Murcia. El resto de empresas sólo pueden acceder a préstamos de hasta el 95%.
Es la primera vez que este programa concede subvenciones a empresas, hasta ahora reservadas únicamente para organismos de investigación, poniendo de manifiesto la existencia de una clara tendencia a fomentar la cooperación entre empresas y organismos de investigación (Universidades, Centros Tecnológicos…) que sirva, no sólo para incrementar la masa crítica de I+D+I, sino para orientar los resultados obtenidos al mercado y a la sociedad en general.
Por Fco. Javier Mondéjar Campos, Consultor I+D+i de PROINTEM